sábado, 16 de septiembre de 2017

Netanjahu y Macri quieren llevarnos a la guerra

Eduardo J. Vior: Medio Oriente, nueva guerra y Argentina involucrada


Si el próximo 25 de septiembre los kurdos que habitan el norte de Irak hacen el referendo convocado por el gobierno regional para separarse de Bagdad, puede comenzar una nueva guerra internacional. Durante su reciente visita a Argentina el primer ministro israelí Benjamin Netanjahu ya proclamó su apoyo a la fractura de Irak, mientras firmaba acuerdos con Mauricio Macri y su par paraguayo Horacio Cartes que pueden extender el conflicto al Cono Sur de América.

Desde que Donald Trump es presidente se ha hecho habitual la bifurcación de la política exterior norteamericana: mientras que el mandatario cumple seriamente su promesa de combatir al terrorismo, el “Estado profundo” (la comunidad de inteligencia y el Pentágono) insiste en recurrir al terrorismo, al tráfico de armas y de drogas, para desestabilizar gobiernos y justificar guerras. La historia se está repitiendo en torno al referendo kurdo.

Ante un grupo de enviados de la ONU, Estados Unidos y el Reino Unido el presidente regional kurdo, Masud Barzani, se comprometió este jueves 14 a postergar eventualmente el referendo independentista, aunque advirtió luego que el mismo es irrenunciable.La delegación internacional propuso a Barzani un plan de concesiones mutuas entre Bagdad y Erbil, pero el mandatario kurdo adujo que primero debía consultar a otros líderes de la región autónoma.

La Casa Blanca teme que la separación de Kurdistán provoque una guerra con el gobierno central de Irak y debilite la lucha contra el Estado Islámico (EI) que todavía controla algunas zonas en el oeste del país. Agudizando el conflicto, el mismo día 14 el parlamento central iraquí destituyó al gobernador de la norteña provincia de Kirkuk impuesto por las milicias kurdas. Kirkuk es una provincia poblada por árabes y kurdos, rica en petróleo, que, al ser expulsado el EI, fue tomada por los kurdos. La advertenciadel parlamento central fue acremente rechazada por el legislativo regional kurdo.Por su parte, Siria, Turquía e Irán están alarmados por la eventualidad del referendo kurdo en Irak, porque también tienen minorías kurdas y temen la fractura de sus territorios.

Desde hace muchos años la CIA y el Mossad financian y entrenan a los milicianos del Partido Democrático del Kurdistán en Irak, acaudillado por la dinastía Barzani, contra los gobiernos de Bagdad. Cuando en 2014 irrumpió el Estado Islámico, capturando extensas regiones del norte y centro del país, el gobierno de coalición de Haider al Abadi, con el apoyo conjunto de iraníes y norteamericanos, incorporó a los kurdos para poder vencer a los terroristas con una base amplia. Ahora, cuando Irak y Siria, con el apoyo de Irán, Rusia y el libanés Hizbulá, están alcanzando el triunfo, Benjamin Netanjahu empuja a sus aliados kurdos, para desatar un gran conflicto internacional que obligue a Estados Unidos a enfrentar a Irán.

El anuncio del primer ministro israelí desde Buenos Aires siguió en pocos días a una conferencia que el Mayor General Yair Golan, ex-subcomandante del Ejército Israelí, dio en Washington en la que apoyó la independencia de Kurdistán y dijo que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por su sigla en kurdo), que desde hace treinta años intenta separarse de Turquía, no es una “organización terrorista”, como la califica, entre otros, Estados Unidos.

Las declaraciones del militar tuvieron un gran eco internacional, primero, porque evidencian que Israel busca una nueva guerra para dividir a sus vecinos del norte y derrotar a Irán y, segundo, porque hace plausible la denuncia rusa sobre la colusión entre la CIA, el Mossad y el Estado Islámico. Según informó el portal Sputnik Internacional, el pasado 7 de septiembre helicópteros norteamericanos habrían rescatado a una veintena de jefes del EI de la ciudad oriental de Deirez-Zor, prácticamente recuperada por el Ejército Árabe Sirio. Si bien el pasado viernes 15 el mismo portal admitió que podrían haber sido informantes norteamericanos o yihadistas desertores, el hecho de que la USA F haya hecho la operación sin consulta con sirios y rusos es, por lo menos, sospechoso.

Los lazos de la inteligencia occidental e israelí con organizaciones salafistas son largamente conocidos. Lo novedoso es que “Bibi” Netanjahu haya lanzado la última operación desde Buenos Aires.

El primer ministro y su esposa Sara están imputados entres procesos por corrupción. En uno de ellos están inculpados casi todos sus amigos y colaboradores. Si la justicia no ha logrado, por el momento, inculpar a Netanyahu, sí ha demostrado que el primer ministro israelí se rodea de mafiosos.No obstante, éste es cada vez más popular. Sus electores lo describen como un tipo peligroso…, pero lo apoyan precisamente por eso. La mayoría de los israelíes no comparten su afán expansionista, pero se creen amenazados por los árabes y ven al primer ministro como el único capaz de protegerlos. “Bibi” se aprovecha de ese temor patológico, para huir de sus problemas internos y, de paso, hacer negocios.
Precisamente por sus estrechos lazos personales con la familia Trump (y todavía más con la del yerno del presidente, Jared Kushner), el jefe de gobierno israelí sabe que el presidente norteamericano no quiere guerras que desvíen esfuerzos de la reconstrucción de la economía norteamericana. Para superar esos reparos y obligar al gobierno norteamericano a apoyarlo, Netanjahu busca ampliar al máximo el alcance del conflicto venidero. En su intento encontró en la Casa Rosada un socio igualmente inescrupuloso, necesitado de apoyo para su política represiva y que ya se aprovechó de haber desviado la responsabilidad por los atentados de 1992 y 1994 hacia Irán y Hizbulá, para tomar el poder y afirmarse en él. A Mauricio Macri no le importa si, al revolver el avispero en las fronteras con Brasil y Paraguay, se despiertan eventuales células yihadistas dormidas. Al contrario, si Israel logra desatar una guerra en gran escala en Oriente Medio y Argentina y Paraguay provocan una ola de atentados en la región, será una bienvenida oportunidad para instaurar dictaduras y conquistar apoyo norteamericano.

El afán de poder y las tramas corruptas en las que se imbricó Carlos Menem llevaron a que entre 1992 y 1994 casi 120 personas perdieran la vida en los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA. Mauricio Macri tiene más deseo de poder y es más corrupto que su antecesor. ¿Cuán fuertes son sus negocios con Netanjahu, como para que esté tan dispuesto meternos en un conflicto con el que no tenemos nada que ver y que va a tener consecuencias luctuosas para nuestros pueblos?

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Eduardo J. Vior