domingo, 23 de abril de 2017

El presidente de EE.UU. avanza hacia el desastre

Trump juega a la guerra también con Irán
En algún punto del globo, en algún momento va a desatar un conflicto en serio
por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
23 de abril de 2017
No pasa semana sin que el gobierno de los Estados Unidos active algún conflicto internacional. El jueves pasado le tocó a Irán al que el presidente Donald Trump acusó de no estar cumpliendo el acuerdo sobre desarme nuclear que firmó con seis potencias en 2015. ¿Torpeza política, indecisión o calculado confusionismo? Los analistas internacionales se dividen entre estas tres interpretaciones sobre los juegos de guerra de la mayor superpotencia del globo. Cualquiera de las tres opciones puede llevar al desastre termonuclear.
No obstante la crítica, el martes pasado el secretario de Estado Rex Tillerson cumplió con su deber de informar al vocero de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, sobre la marcha del acuerdo. Lo hizo anunciando que Irán está cumpliendo lo estipulado, pero que el pacto será reconsiderado.
Nadie está feliz con lo estipulado, pero muchos reconocen que permitió negociar muchas cuestiones e impulsó el intercambio comercial norteamericano-iraní. Tillerson, en cambio, objeta que no se ha contenido la creciente influencia de Irán en Levante. Por el contrario, muchos expertos advierten que amenazar a Irán en el comienzo de su campaña presidencial favorece a los nacionalistas radicales que critican la "blandura" del presidente Hasán Rouhaní que busca su reelección.
Hay muchos indicios de que Trump resolvió de la peor manera el dilema entre su estrecho vínculo con Vladimir Putin, su alineamiento con Israel y sus negocios con los jeques de la Península Arábiga. Ahora se encolumnó detrás de la estrategia israelo-saudí.
La mayoría de los analistas descree que Trump vaya a retirar a EE UU del acuerdo nuclear, porque chocaría con aliados importantes que defienden su preservación, pero es probable que promueva una implementación más estricta. Al mismo tiempo buscará aumentar la presión sobre Irán por su programa balístico y sus intervenciones en Levante. Este endurecimiento de la relación con Teherán justificaría un mayor apoyo a Ryad en su intervención en Yemen.
Desde hace tres semanas, luego de un golpe de salón, las fuerzas armadas y la comunidad de inteligencia conducen sin tutela la política exterior de EE UU. Es previsible que aún pase cierto tiempo hasta que definan las prioridades. Las indecisiones y contradicciones están a la orden del día. Esta sería la primera explicación para la sucesión de crisis en distintos escenarios. También hay que contar con la torpeza del equipo presidencial que insiste en inmiscuirse en la política exterior. Sin embargo, hay una tercera posibilidad mucho más preocupante.
Entre septiembre de 1939 y mayo de 1940 Alemania hizo creer a Francia y Gran Bretaña que se expandiría hacia países menores y no los atacaría directamente. A este juego se lo llamó en francés drôle de guerre (la guerra falsa). Agudizando al mismo tiempo los conflictos con Corea y China, en Afganistán, Yemen y Siria, contra Venezuela y ahora Irán, Washington suscita el interrogante sobre dónde va a atacar en serio. ¿Se atreverá? Sería mejor que los países que quieren y necesitan la paz no especulen más y se unan para imponerla. «

Escuche también el reportaje que me hizo Eduardo Anguita en Radio Nacional: http://www.radionacional.com.ar/juan-buchet-corea-del-norte-es-una-amenaza-para-la-paz-mundial-desde-hace-mucho-tiempo/ 

lunes, 10 de abril de 2017

El giro de Trump puede provocar una gran guerra

El EI festejó en Suecia las bombas de EE.UU. en Siria
 por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
9 de abril de 2017

No es casual que el Estado Islámico (EI) haya cometido un atentado terrorista en Estocolmo un día después de que la Marina de los Estados Unidos bombardeara la base aérea de Shayrat, en el centro de Siria, con el argumento de que de allí habría partido el avión que el martes pasado lanzó gas sarín y cloro sobre JanSheikjun, en la provincia de Idlib, matando a 80 personas de los cuales once eran niños.

El grupo terrorista es el primer beneficiario del giro estratégico de Donald Trump. Los otros son el gobierno israelí y sus aliados árabes en la región, el aparato militar y de inteligencia norteamericano y, quizás, los desafectos al presidente Bashar al Assad en las fuerzas armadas sirias.

El Estado Islámico se apresuró a festejar el ataque norteamericano, atropellando a los paseantes que deambulaban por una de las calles más concurridas del centro de Estocolmo con un camión de reparto robado poco antes. Cuatro personas resultaron muertas y muchas más heridas.
 
Según la Casa Blanca, la US Navy bombardeó la base siria como represalia por la masacre de civiles en la aldea del noroeste, pero hasta ahora nadie pudo comprobar fehacientemente quién fue el autor del ataque con gas. Según Damasco, la contaminación se produjo, porque su aviación bombardeó un depósito de armas químicas que los islamistas habrían tenido en medio de una población civil. Si el propio Assad ordenó lanzar el gas en el noroeste, habría demostrado un sentido del suicidio político que le es desconocido. El presidente necesita la coalición internacional antiterrorista que Putin estaba organizando como el aire para respirar, y tanto el bombardeo como el castigo norteamericano han torpedeado la cooperación entre las grandes potencias para restaurar la paz en Irak y Siria.
 
También podría pensarse en una facción de las fuerzas armadas sirias que quiera cerrar a su presidente el camino hacia la victoria y la paz. O, quizás, un atentado de falsa bandera de la fuerza aérea israelí, para destruir el entendimientoentre EE UU y Rusia. Lo cierto es que en el Consejo de Seguridad de la ONU las potencias occidentales se apresuraron a acusar al gobierno sirio por el bombardeo con gas, sin ofrecer prueba alguna.

Como primera respuesta al ataque naval en la provincia de Homs, Rusia suspendió el sistema de mutua información con EE UU sobre vuelos en el espacio aéreo sirio, vigente desde que en octubre de 2015 comenzó su intervención en el país árabe. Por otra parte, señaló el portavoz del Ministerio de Defensa ruso en Moscú, por su complejidad y por la información que requiere, el ataque contra la base aérea tiene que haber estado planificado con mucha antelación. No fue resultado de una decisión repentina del presidente Trump.

Esta crisis mundial sobreviene, después de que la semana anterior el jefe del Consejo Nacional de Seguridad, el general Herbert McMaster, desligó a Steve Bannon, de toda responsabilidad sobre la Defensa. Editor del portal ultraderechista Breitbart y principal asesor de Trump, Bannon sigue trabajando en la Casa Blanca, pero el Pentágono y los servicios de inteligencia ahora se autogobiernan sin control político. A cambio de la concesión presidencial, el Congreso de mayoría republicana impuso el viernes al ultra Neil Gorsuch como miembro de la Suprema Corte.
 
Como Trump quiere seguir vivo y continuar como presidente, prefirió acatar el golpe de Estado y someterse al Partido Republicano. El Estado Mayor Conjunto, por su parte, retomó la alianza con Israel y las monarquías sunitas de la región, para destruir Siria como paso previo al ataque contra Irán, para así poder aislar a Rusia y cerrar a China el camino hacia el Oeste. Pero Assad tiene aliados poderosos y Trump no podrá vender tan fácilmente una guerra en Levante, después de haber pregonado el aislacionismo.  En la movediza geografía entre el Mediterráneo y el Tigris solo dos festejan: el "Califa" al Bagdadi, líder del Estado Islámico, y el premier Benjamín Netanyahu. «