martes, 12 de julio de 2016

EE.UU. y Gran Bretaña chocarán también en Argentina

La Reina contraataca

Con la publicación del informe sobre la guerra contra Irak y la designación de Theresa May Isabel II retoma el control del país y frena a Obama
AFP | Getty
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La ministra del Interior Theresa May sucederá el miércoles 13 de julio a David Cameron como cabeza del gobierno británico. El anuncio realizado este lunes 11 completó el efecto que tuvo la publicación, el pasado miércoles 6, del Informe Chilcot sobre la guerra contra Irak en 2003 y la ocupación posterior. En ambos hechos seguramente intervino de modo relevante la Reina Isabel II, ávida por recuperar la iniciativa, reunificar a su fracturado reino y recuperar la iniciativa internacional.

Luego de que Andrea Leadsom, ministra de Energía, desistió de competir por el cargo de primer ministro, el presidente del comité de diputados conservadores facultados para designar al nuevo premier declaró a May como líder del partido y nueva primera ministra.

La decisión llegó seis días después de que el Consejo Privado de asesores de la reina Isabel II, dirigido por Sir John Chilcot, publicó su informe sobre la guerra y ocupación de Irak a partir de 2003. La publicación provocó la semana pasada un terremoto político que, sumado al Brexit, debilitó la posición internacional del Reino Unido y lo alejó del tradicional aliado norteamericano. No se trata tanto del contenido del informe –que confirmó las sospechas de la opinión pública internacional-, como de la mentira y la tozudez que frenaron durante seis años su publicación. Redactado por un grupo de selectos aristócratas que reportan personalmente a la Reina, la mayoría –el primero, el propio Chilcot- con larga experiencia en la Policía y los servicios de inteligencia MI5 y MI6, el documento permaneció un tiempo encajonado por presiones internas y norteamericanas. Solamente pudo salir a la luz por decisión de la soberana y en el momento que ella eligió. Ahora la nonagenaria monarca británica festeja los 950 años de su reino demostrando al mundo que no piensa subordinarse.
El documento confirmó que Saddam Hussein no era una amenaza para los intereses británicos, que los datos de inteligencia sobre las supuestas armas de destrucción masiva no eran serios, que no se agotaron las alternativas para una solución pacífica del conflicto, que Estados Unidos y el Reino Unido actuaron al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, que no hubo una fundamentación legal seria para la guerra y que ésta no era necesaria.

La comisión presidida por John Chilcot, experto en seguridad con largos años de servicio a cargo de la Policía y supervisor de los servicios de inteligencia MI5 y MI6, comenzó a trabajar en 2009 y tuvo su última sesión en 2011, ya durante el primer gobierno de David Cameron (2010-15 y 2015-16). El informe debió haber sido publicado en 2014, pero el gobierno de los Estados Unidos se oponía a que se difundieran los documentos secretos que el mismo contiene.

Lord Wallace of Saltaire, entonces asistente de la Reina, también rechazó la publicación del informe antes de la elección general de mayo de 2015. En agosto siguiente se anunció una nueva prórroga hasta 2016, para que toda persona involucrada tuviera ocasión de preparar su descargo. En octubre de 2015 Chilcot anunció que el texto estaría pronto para abril de 2016 y propuso darlo a publicidad entre junio y julio. Finalmente no pudo retardar más la decisión y lo sacó la semana pasada como una de las respuestas a la decisión mayoritaria de abandonar la Unión Europea y a la publicación en abril pasado de los “Panama Papers” que desprestigiaron mundialmente los paraísos fiscales en las áreas de dominio o influencia británica.

David Jones | PA Wire | Press Association Images
David Jones | PA Wire | Press Association Images

La opción por Theresa May debe verse en el mismo contexto. Militante conservadora desde su juventud, la política de 59 años es miembro de la Cámara de los Comunes desde 1997. En el gobierno de David Cameron dirige desde 2010 el Ministerio del Interior, el período de servicio más largo en ese cargo desde hace sesenta años, lo que demuestra sus excelentes relaciones con la Policía y los servicios de inteligencia. May se identifica con los principios del “unionismo conservador”, la corriente interna nacida en el último tercio del siglo XIX y que predominó en distintas épocas en el partido hasta ser desplazada por el thatcherismo a fin de los años 70. Los unionistas ven la sociedad como un ente orgánico en el que todos tienen deberes recíprocos. Especialmente la clase alta debe ocuparse paternalmente de las necesidades de quienes están por debajo de ella.

Durante la campaña para el referendo sobre la salida de la UE May apoyó la permanencia en el bloque, pero no se comprometió muy intensamente en la campaña y criticó a la Unión. En ese momento se especuló que la nueva primera ministra se reservaba, para después aparecer como reunificadora del fracturado Partido Conservador. Ahora le va a tocar una triple tarea: reconciliar a los tories, recuperar la unidad del reino y reformular la dañada relación con los Estados Unidos.
Después del cachetazo que Washington dio a Londres con la publicación de los “Panama Papers” y de la conmoción que produjo el abrumador voto inglés por el Brexit, la Reina Isabel demostró su capacidad de rápida reacción y su férrea voluntad de recuperar una porción del poder mundial aun contra su aliado norteamericano. Con la publicación del Informe Chilcot le devolvió el “favor” de ventilar en público los secretos compartidos. Con la decisión por May, en tanto, optó por una política con un firme anclaje en el aparato de seguridad e inteligencia que reporta directamente a la máxima autoridad del Estado, pero con virtudes unificadoras.

La restauración del poder norteamericano por el mejor oficial que la CIA alguna vez tuvo y su avance contra Rusia dejaron al descubierto la futilidad, pequeñez e inútil vanidad de las oligarquías europeas. Al revelar las mentiras y engaños con el que EE.UU. y el Reino Unido destruyeron Levante y elegir para el gobierno a una líder orgánica, la monarca británica, por su parte, salió a dar batalla por sus fueros. En el sur tendremos que buscar abrigo, porque norteamericanos y británicos no se van a atacar directamente, sino por guerras sustitutas en las cuales seremos los no involucrados quienes sufriremos los mayores golpes.

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Eduardo J. Vior