lunes, 21 de diciembre de 2015

La derecha española saquea Argentina para perpetuarse

OPINIÓN
ESPAÑA NO ES PORTUGAL

Eduardo J. Vior 21 de Diciembre de 2015 | 12:00
Las elecciones generales españolas han dado un ganador neto, el partido de izquierda Podemos (20,65%), y tres perdedores: en primer lugar, el Partido Popular (PP), de Mariano Rajoy, que, aunque primero con más del 28,70% de los sufragios, quedó lejos de la mayoría absoluta y sin socio para formar gobierno de coalición. En segundo lugar, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de Pedro Sánchez, que con el 22,02% cosechó el peor resultado de su historia desde 1977. Y cuarto Ciudadanos (C's), de Albert Rivera, el partido liberal que debía ayudar a perpetuar al PP en el gobierno,que alcanzó el 13,93 por ciento. Aunque la eventual alianza PSOE-Podemos supera a su posible contrincante PP-C's por unas pocas bancas, ninguna de las dos coaliciones alcanzaría a priori la necesaria mayoría absoluta de 176 diputados.
La clave pueden darla los partidos pequeños. Si bien la alianza Unidad Popular (UP), formada por Izquierda Unida (IU) y ecologistas, obtuvo menos del 4% de los votos, podría contribuir, con el apoyo de nacionalismos regionales, a formar una coalición de centroizquierda "a la portuguesa". Sin embargo, el tamaño de la economía española, los intereses de sus empresas en el mundo árabe y en América Latina, el compromiso de su elite con la monarquía, el peso de sus fuerzas armadas, la imbricación hispano-germana y el sentido reaccionario de su derecha tornan prácticamente imposible una salida por izquierda.
Arrastrando los votos socialistas desencantados, Podemos arrasó en las grandes urbes, en Euzkadi y en Cataluña, representando a sectores trabajadores y medios empobrecidos que buscan por izquierda una alternativa a la democracia borbónica. Aunque ha recuperado Andalucía y Extremadura, en tanto, el PSOE ha perdido el resto de credibilidad que le quedaba por haber defendido a la familia real en casos de corrupción y haber sostenido al rey Juan Carlos hasta su abdicación en 2014. También su centralismo ante el secesionismo catalán le costó muchos votos.
A su vez, Ciudadanos se desinfló en las últimas semanas, cuando se hizo evidente que era una creación sólo mediática. El PP, por su parte, logró mantenerse como primera fuerza gracias al voto rural, de las ciudades pequeñas y medianas y de los suburbios de la capital. El caudal obtenido, empero, no le permite formar gobierno solo ni en compañía de Ciudadanos.
Es altamente improbable que el PSOE se suicide entrando en una coalición a la alemana, ya que AngelaMerkel parece una guardia roja al lado de la derecha española. El fin del bipartidismo que sostuvo a los Borbones desde 1977 puede cuestionar la unidad del Estado. No es casual, entonces, que Rajoy haya revivido al rey emérito en los prolegómenos de esta elección.
La elite española y sus socios europeos necesitan la continuidad del neoliberalismo en España, para obturar las necesarias reformas democráticas. Al no poder explotar más a su pueblo, buscan financiar el modelo con una renovada expansión en Argentina y Venezuela, para la que acudieron al rey emérito. Después del fin de su romance con la aristócrata germano-danesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein (2004-14) Juan Carlos de Borbón fue obligado a abdicar el año pasado, para limitar el alcance de los eventuales reclamos de la hasta entonces representante comercial del monarca.
A cambio del favor, el PP y la dirigencia empresaria mandaron al anciano Borbón a la asunción de Mauricio Macri, para que abriera la puerta al retorno de las empresas españolas al Plata. Esta gestión incluyó la oferta de comisiones a ministros y funcionarios que colaboren. Por eso el gobierno argentino tiene tanto interés en la continuidad de Mariano Rajoy.
Este entramado de intereses y la perspectiva de que las corporaciones hispanas nuevamente "hagan la América" sugieren que la corona y los conservadores van a impedir por todos los medios que la izquierda forme gobierno y, si aquella intentara una alianza amplia a la portuguesa, Felipe VI y Rajoy no van a tener empacho en aplicar medidas de excepción.
El régimen político de la democracia borbónica ha caído, los Borbones no.

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Eduardo J. Vior