lunes, 28 de diciembre de 2015

El populismo conservador acosa a la elite de Washington

OPINIÓN
TRUMP ACORRALA A EE UU

Eduardo J. Vior 28 de Diciembre de 2015 | 12:00
Originariamente la élite del Partido Republicano había previsto que en las elecciones presidenciales de noviembre próximo el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, asegurara la continuidad de su dinastía, pero el alzamiento del americano medio, blanco, masculino, trabajador o de clase media, de edad mediana, racista, proteccionista, anti-inmigrante y aislacionista ha puesto al país de cabeza. Es la campaña de la calle contra Wall Street y su vocero es un multimillonario selfmademan salido del pobrísimo Queens neoyorquino: Donald Trump.
La recesión provocada por la crisis financiera de 2007 terminó a mediados de 2009 y la economía estadounidense no ha cesado de crecer desde entonces, pero la desigualdad y la precariedad laboral persistentes hacen quemuchos hombres blancos de edad media y baja instrucción no puedan formar familia por carecer de trabajos (y domicilios) estables. Las estadísticas muestran la baja de la población anglosajona y el aumento de los latinos y asiáticos con familias numerosas. Los blancos pobres y de clase media reaccionan entonces con odio contra las instituciones del país y se identifican como "el pueblo" contra "los de arriba".
En ese terreno abonado creció el yuyo Donald Trump. El viejo (tiene casi 70 años) empresario inmobiliario expresa la bronca de "los de abajo". Al contrario de los líderes demócratas y republicanos, Trump rechaza el libre comercio, es proteccionista, está a favor de aumentar los impuestos a las fortunas y se opone a las intervenciones en el exterior. Al mismo tiempo quiere expulsar a 11 millones de indocumentados y construir un muro en la frontera con México. Por todo esto lidera las encuestas con el 39% de las preferencias republicanas contra el 19% de Ted Cruz. A nivel nacional, con el 43,7% de las intenciones de voto, se ha acercado peligrosamente al 48,9% de Hillary Clinton.
Donald Trump es el último populista. El populismo es una corriente genuinamente estadounidense que apareció en la década de 1830, cuando el general Andrew Jackson movilizó a las masas de colonos blancos contra la élite de Washington, los indios, los negros y las importaciones británicas. Lo siguieron sucesivamente Abraham Lincoln, Teddy Roosevelt, Dwight Eisenhower, Ronald Reagan y una miríada de caudillos regionales. Se alimenta de la fragmentación y el parroquialismo propios de la sociedad norteamericana. Siempre está liderado por caudillos ricos o poderosos. La construcción de antagonismos entre "arriba" y "abajo" le sirve para construir identidades unificadoras. Su fuerza reside en su capacidad para salvar las fracturas y diferencias que el capitalismo produce mediante un discurso patriótico que une a las masas con el Estado.
Sin embargo, el caudillo sabe que para ganar las elecciones debe apelar también a otros grupos (corporaciones, mujeres, iglesias, afroamericanos). Donald Trump ha sido largamente el preferido de la Casa Blanca y el establishment demócrata para dividir al Partido Republicano, polarizar la opinión y movilizar en 2016 a una nueva coalición "arco iris" como la que en 2009 llevó a Barack Obama a orillas del Potomac. La beneficiaria debería ser ahora Hillary Clinton. Pero, ¿y si, desencantados por Obama, los pobres y desplazados se quedan en sus casas, mientras que las bajas clases medias y trabajadores ungen al supermillonario?
Donald Trump tiene hoy la chance cierta de ganar las elecciones de noviembre próximo. Los estrategas demócratas deberían prever un plan B, antes de que las asambleas de Iowa den en enero el campanazo de partida para una campaña electoral que puede cambiar el país… para mucho peor.

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Eduardo J. Vior