miércoles, 18 de noviembre de 2015

La secesión de Cataluña puede afectar a Argentina

TIEMPO Y SALIVA PARA SALVAR A ESPAÑA

Eduardo J. Vior 18 de Noviembre de 2015 | 12:00 

La fuga hacia adelante de las derechas española y catalana está agudizando la crisis del Estado español y favoreciendo una salida monárquico-militar con consecuencias internacionales. Con la vista puesta en las elecciones generales del 20 de diciembre próximo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas, sobreactúan sus diferenciassobre la decisión del Parlement catalán del pasado lunes 9 que inauguró el proceso de secesión de Cataluña para formar una república independiente.
La doble crisis estatal y gubernamental que afecta al país y a la autonomía está empantanada. La desobediencia catalana ante la orden del Tribunal Constitucional del Estado del miércoles 11, para que suspendan la separación, los halla sin gobierno, dado que el minoritario bloque de la CUP (Candidatura de Unitat Popular, de izquierda autogestionaria e independentista) rechaza votar al nacionalista derechista Artur Mas (Convergencia Democrática de Catalunya, CDC) como presidente de la Generalitat. Sin gobierno electo, Cataluña no puede segregarse ni Madrid negociar o sancionar a alguien. Mas fracasó en un segundo intento por conseguir la mayoría parlamentaria y espera ahora alcanzar un compromiso antes del plazo legal del 10 de enero. Si para entonces no hay gobierno, se celebrarán nuevas elecciones regionales en marzo.
La CUP ha hecho públicas las bases "mínimas" para poder alcanzar un acuerdo con Junts pel Sí (JxS, Juntos por el Sí, la alianza de CDC con Esquerra Republicana de Catalunya/Izquierda Republicana, ERC) en las que exige la "ruptura democrática" hacia la independencia, un "plan de choque de emergencia y urgencia social" y un "proceso constituyente popular y no elitista". Mientras que CDC confía en que nuevas elecciones le devuelvan parte de los 20 parlamentarios perdidos en junio pasado, CUP teme los comicios, porque la intención de voto antisecesionista supera ya en un punto a la independentista.
Entre tanto, Esquerra, como tercero en discordia, se beneficia de la parálisis de las negociaciones. Aunque integra JxS, dejó que CDC y CUP se rompieran los cuernos mutuamente, para después de las elecciones generales, a las que ERC se presenta sola, proponer un gobierno de coalición que impulse la separación.
En Madrid, mientras tanto, las cosas no andan mejor. Con una intención de voto de menos del 30% en todas las encuestas, el Partido Popular (PP) ha dilapidado más de 15 puntos respecto a las generales de 2011 (44,6% y la mayoría absoluta en las Cortes) y sólo podrá gobernar en coalición, quizás con los liberales de Ciudadanos (C's), y con el apoyo parlamentario de algún partido regional, ya que no es previsible que forme una gran coalición con los socialistas del PSOE. Para reafirmar su liderazgo y movilizar a sus huestes, entonces, Rajoy se presenta como adalid del centralismo, aun con el riesgo de encender la mecha.
El rey Felipe VI, por su parte, advierte con tono calmo contra la división de España. En su declaración oficial del jueves 12 defendió la unidad del pueblo español "que es la base de su convivencia en paz y libertad" y prometió defender la Constitución.Se sabía acompañado por la cúpula militar que discretamente ya se puso a disposición de Mariano Rajoy. Curiosamente, el mensaje lo hizo directamente, saltándose al ministro de Defensa. Si el catalanismo de derecha se sigue potenciando con el PP y después del 20 de diciembre tampoco se forma gobierno en Madrid, puede desatarse una catástrofe con repercusiones en Europa y América Latina, particularmente en Argentina donde la radicalización del Partido Popular puede arrastrar al PRO. Es de esperar, por el contrario, que una Generalitat de compromiso y un gobierno central de coalición (¿sin Rajoy?) impulsen negociaciones sensatas que podrían conducir a un pacto para reordenar en sentido federal el Estado de las autonomías.Éste debería regular las condiciones para una eventual autodeterminación.Sin embargo, esta solución requiere tiempo, buena voluntad y mucha saliva, condiciones imprescindibles para evitar el choque de trenes. «

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Eduardo J. Vior