sábado, 18 de julio de 2015

Tsipras traicionó, pero acompañado por su pueblo

LOS GRIEGOS OPTARON POR LA CONVERTIBILIDAD

La decisión del Parlamento griego del pasado miércoles, cuando aprobó la imposición del Eurogrupo firmada por el primer ministro Alexis Tsipras dos días antes en Bruselas, decepcionó a quienes habían visto en el gobierno de Syriza una alternativa a la brutal hegemonía alemana sobre Europa.

La decisión del Parlamento griego del pasado miércoles, cuando aprobó la imposición del Eurogrupo firmada por el primer ministro Alexis Tsipras dos días antes en Bruselas, decepcionó a quienes habían visto en el gobierno de Syriza una alternativa a la brutal hegemonía alemana sobre Europa. Por doquier se escucha la denuncia por “traición”. Pero la mayoría de los griegos apoya a su gobierno y acepta el ajuste que se avecina con tal de seguir dentro de la zona euro.
El pliego de condiciones de Bruselas fue aprobado por 219 votos contra 64. Entre éstos últimos hubo 32 diputados de Syriza, como el ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, el de Energía Panayotis Lafazanis, el de Seguridad Social Dimitris Stratulis, el de Defensa Kostas Ísijos, y la viceministra de Finanzas Nadia Valavani, que el mismo miércoles renunció a su cargo. Se espera que los otros la sigan en breve y dejen de apoyar al gobierno.
Ante los diputados, Tsipras declaró que sólo firmó el documento porque sus opciones eran la quiebra, la salida desordenada del euro o aceptar el ajuste para conservar la moneda única. Sin embargo, en un informe difundido el pasado martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) duda de que los 86 mil millones de euros acordados por el Eurogrupo basten para financiar a Grecia, reclama que se dé a Atenas un período de gracia de 30 años y se le condone parte de la deuda, mostrando una opción que el primer ministro omite.
Según declaró Varoufakis a The New Statesman, durante sus tratativas con el Eurogrupo descubrió que éste no tiene base legal, que obedece ciegamente al ministro de Finanzas germano Wolfgang Schäuble y que nunca negociaría con Grecia. Por eso, el ex funcionario advirtió a su gobierno que el grupo cerraría los bancos griegos para doblegar a Atenas. Entonces propuso emitir deuda interna en euros para atender los pagos corrientes, recortar el valor de los bonos entregados al Banco Central Europeo en 2012 y apoderarse de las reservas del Banco de Grecia, con el objetivo de prevenir el golpe bancario que el Eurogrupo luego llevó adelante. También propuso amenazar con salir del euro, pero Tsipras y sus compañeros se negaron. Finalmente, renunció después del referendo del domingo 5 de julio, porque el primer ministro quería aceptar las condiciones de Bruselas. El sometimiento a los dictados alemanes no fue entonces repentino, sino el resultado de varias decisiones previas.
Según una encuesta, el 70% de los griegos aprueba el pliego de Bruselas. Las reducidas protestas durante la sesión parlamentaria del miércoles lo confirman. Es que la mayoría de la población saca las conclusiones lógicas de la incoherencia del referendo de hace dos semanas: en las condiciones que impone la hegemonía germana en Europa, fue un sinsentido proponer en el referendo mantener el euro y rechazar el ajuste. Porque quien elige el euro opta por la política de ajuste de Merkel y Schäuble.
A pesar de las resistencias sectoriales que hay y habrá, la mayoría acompaña el giro neoliberal. Tsipras ha traicionado el programa de Syriza, pero con apoyo popular. El pueblo griego optó por la convertibilidad y ahora deberá experimentarla. Los argentinos ya lo hicimos. «

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Eduardo J. Vior