domingo, 11 de mayo de 2014

La elección en el istmo anuncia nuevos conflictos

El (de)sastre de Panamá

Año 7. Edición número 312. Domingo 11 de Mayo de 2014
Renovación. La campaña de Varela se basó en la lucha contra los especuladores y la corrupción.
John Le Carré definió al istmo como una “Casablanca sin héroes”. La guerra duradera entre el ex presidente Ricardo Martinelli y el nuevo, Juan C. Varela, confirma su percepción sobre los peligros que acechan al país del canal.

La sorpresiva victoria del Ingeniero Juan Carlos Varela Rodríguez en las elecciones presidenciales panameñas del pasado domingo 4 de mayo preanuncia la continuidad de la guerra sin fin dentro de la oligarquía que atenaza el istmo, en un contexto de gran crecimiento económico e intensas luchas sociales que pueden desbordarse en una explosión de indignación popular.
Aunque las encuestas preelectorales lo daban como tercero, el candidato del Partido Panameñista (PP) obtuvo la mayoría relativa y gobernará Panamá hasta 2019. El nuevo Presidente asumirá el mando el 1° de julio próximo. Ya se formó el comité de transición.
En los comicios Juan Carlos Varela (PP) recibió el 39,1% de los sufragios, por delante de José Domingo Arias, del hasta ahora gobernante Cambio Democrático (CD), quien alcanzó el 31,4%, y de Juan Carlos Navarro, del centroizquierdista Partido Revolucionario Democrático (PRD), quien llegó al 28,2%. El sindicalista de la construcción Genaro López, quien con el recién creado Frente Amplio por la Democracia (FAD) apenas cosechó el 0,6% de los sufragios, representó el primer intento formal de coaligar a las izquierdas, a movimientos campesinos, sindicales, indígenas y ecologistas detrás de una fórmula electoral. López ha retornado a su tarea en el Sindicato de la Construcción que desde hace semanas mantiene una exitosa huelga por aumento de salarios y ha paralizado nuevamente las obras de ampliación del Canal de Panamá.
La lucha contra la corrupción, la voluntad de frenar la especulación de precios y la vigilancia por la independencia de las instituciones han sido los tres pilares en los que Varela ha basado su campaña. Al hablar a sus seguidores el domingo por la noche, después de haber recibido del Tribunal Supremo Electoral la noticia de su elección, aseguró que su gobierno construirá muchas obras, pero que el legado más importante que busca dejar es “una democracia funcional donde hombres y mujeres de vida pública entiendan que su única razón de ser es servir a Panamá”.
El presidente electo afirmó que en los primeros cuatro días de su gobierno implementará los pilares para atender los problemas del pueblo. Igualmente, señaló que hará auditorías que le permitan establecer el real costo de las obras realizadas durante el gobierno de Martinelli, además de convocar licitaciones transparentes. El presidente electo anunció asimismo que presentará ante la Asamblea de Diputados un anteproyecto de ley que busca revocar los nombramientos de varios funcionarios por períodos fijos hechos por el Ejecutivo. También adelantó que busca remover al Presidente de la Corte Suprema, José Ayú Prado, al fiscal electoral Eduardo Peñaloza, a la contralora Gioconda de Bianchini y a la procuradora Ana Belfon.
El mandatario electo declaró que ordenaría auditorías de obras como el caso de los hospitales que construye el Grupo empresario IBT, “para ver si se han adelantado fondos y si hubo lesión patrimonial”. IBT es una empresa ligada a Rogelio Oruña quien forma parte del círculo más cercano del ex mandatario Ricardo Martinelli y sus hijos. La empresa edifica hospitales en distintas partes del país. A todos les han concedido prórroga y todos registran atrasos. En abril de 2010, Oruña fue nombrado junto con su esposa miembro de la sociedad Martiuska S.A. en reemplazo de Luis Enrique Martinelli y Ricardo Martinelli, hijos del mandatario saliente. La razón de ello fue la compra de un penthouse de 691 metros cuadrados. El empresario ha participado en fiestas y viajes al extranjero con los hijos de Martinelli y altos funcionarios del gobierno de CD.
Mientras tanto, luego de una estrecha contienda que terminó con una ventaja del 1,1% de los votos, finalmente el martes 6 se confirmó que José Blandón, del PP, logró ganar la Alcaldía de Panamá. La disputa por el Municipio de Panamá estuvo cerrada entre Blandón y el perredista José Luis Fábrega. Al contabilizarse el 99% de las mesas, Blandón obtuvo 147.337 votos contra 142.833 de Fábrega. El panameñista alcanzó el 35,69% del total de los votos, mientras que Fábrega recibió el 34,37%.

¿Quién es el nuevo Presidente? Juan Carlos Varela Rodríguez nació en Panamá en 1963. En 1983 se graduó como ingeniero industrial en el Instituto Tecnológico de Georgia, en Estados Unidos, e inmediatamente regresó a su país, para reintegrarse a la actividad política en el panameñismo. Su familia posee una conocida compañía productora de licores, Varela Hnos. También ha sido accionista de varias emisoras de radio.
Llegó a su partido de adolescente siguiendo la tradición de su familia que se cuenta entre las consideradas de la “oligarquía tradicional”. Entre sus parientes cuenta con diputados, ministros y diferentes asesores de Arnulfo Arias, tres veces elegido presidente y tres veces derrocado por los militares.
Ejerció el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores entre 2009 y 2011 y, tras ser destituido por el presidente, rompió la alianza gubernamental entre el Partido Panameñista y Cambio Democrático. Se inició en el panameñismo muy joven, cuando participó con su padre en giras de organización del Movimiento Panameñista en 1977, durante el gobierno de Omar Torrijos. Ya regresado al país, participó en la campaña presidencial de 1984 con Arnulfo Arias Madrid y en la de 1989 con Guillermo Endara. Fue uno de los coordinadores de la campaña presidencial de Alberto Vallarino en 1999. Participó como Director Nacional del Partido Arnulfista de 1992 a 1999. En 2004 ayudó en la coordinación de campañas de varios diputados, alcaldes y representantes, muchos de los cuales fueron electos y con ellos inició un movimiento de renovación en el Partido Panameñista.
En 2009 renunció a su aspiración a la presidencia, para convertirse en candidato a vicepresidente de Ricardo Martinelli y en alianza con CD derrotar al gobernante PRD. Entonces, Martinelli anunció que Varela sería el candidato presidencial de la alianza gubernamental en las elecciones de 2014, pero dos años después se retractó y Varela fue destituido de su cargo de ministro el 30 de agosto de 2011, provocando el final de la alianza gubernamental y la renuncia de los miembros del panameñismo en el gobierno. No obstante, Varela se mantuvo como Vicepresidente de la República, a pesar de las intensas presiones del presidente para que renunciara, de acusaciones de corrupción y procesos judiciales cruzados.
Aunque liberal en lo económico y políticamente conservador, Varela ganó fama en el desarrollo de programas sociales. Antes de romper con Martinelli, ideó el popular plan “100 por 70”, por el que los mayores de 70 años sin ingresos recibían un estipendio de 100 dólares mensuales. La razón de Varela para romper la alianza política fue su desacuerdo con las presuntas intenciones de Martinelli de reelegirse. Además, denunció actos de corrupción del gobierno, al adquirir helicópteros y radares a una empresa italiana de dudosa reputación ligada a Silvio Berlusconi.

Radiografía del Panameñismo. El lema de la doctrina panameñista es “Panamá para los panameños”. Esta ideología tiene sus raíces en el nacionalismo romántico imperante durante los años treinta en la clase media. Su lema frente a las constantes intervenciones del gobierno norteamericano en los asuntos internos del país era “Por un Panamá mejor”.
Durante el gobierno de Omar Torrijos (1968-81) y la posterior dictadura de Manuel A. Noriega (1981-89), el panameñismo y sus partidos políticos fueron prohibidos. En el período de la apertura posterior a la ratificación del Tratado Torrijos-Carter de 1977 por el que Panamá obtuvo la cesión del Canal en 1999, y con el regreso de Arnulfo Arias al país, el panameñismo asimiló también a liberales y republicanos, acercándose a los Estados Unidos. La cruzada civilista contra los militares lo transformó en una fuerza antimilitarista y anticomunista. Derrocado el gobierno de Noriega por la invasión norteamericana de diciembre de 1989, el panameñismo se convirtió en la segunda fuerza política del país, apoyada en el campesinado y la clase media del interior, y obtuvo dos veces la Presidencia de la República en alianza con otras fuerzas derechistas (liberales, republicanos, civilistas aglutinados en Molirena) hasta ser reemplazado por el liberal centrista Cambio Democrático en las elecciones de 2009. Con CD se abrió paso la nueva y voraz burguesía neoliberal vinculada al comercio transoceánico y a las finanzas internacionales de todo tipo.
En las elecciones de 2004 el Partido Arnulfista se dividió en una facción conservadora y una civilista, permitiendo al PRD regresar al poder con Martín Torrijos. Tras esta derrota el partido se dividió definitivamente. La facción conservadora se rebautizó como Partido Panameñista (nombre actual del partido), y la civilista creó un nuevo partido, Vanguardia Moral de la Patria, que al tiempo desapareció dejando su lugar a Cambio Democrático. Después de un costoso proceso interno, en 2005 Juan C. Varela llegó a la dirección del partido.
Como líder del PP Varela se alía con el también opositor Ricardo Martinelli, cediéndole la cabeza de la alianza y aceptando la Vicepresidencia de la República para las elecciones de 2009. Este acercamiento se dio en la embajada de los Estados Unidos. Con las filas panameñistas y de la oposición unidos bajo una sola alianza, Martinelli logró derrotar por amplio margen a la ex ministra de Vivienda Balbina Herrera, candidata del PRD.
Las varias Biblias, acompañadas de cruces de distintos tamaños y colores, que adornan los rincones de su casa, evidencian su militancia católica. Varela reconoció ser un “cooperador” del Opus Dei desde hace 17 años, cuando la Obra se instaló en Panamá. Es tal su compromiso que en diciembre de 2008 envió tarjetas de Navidad en las que reprodujo un pensamiento del fundador de la congregación, Jose María Escrivá de Balaguer. Haciendo gala de devoción religiosa luce una pulsera con distintas efigies de la Virgen en la muñeca izquierda. En consecuencia se opone a legalizar el aborto y el matrimonio homosexual, aspecto en el que difiere de su esposa Lorena.
Jorge Gamboa Arosemena, que comandó el Movimiento de Acción Panameñista –una corriente interna adversa a Varela–, sostiene que en los 26 meses que Varela formó parte del gobierno de Martinelli permitió que Panamá se “vendiera” a empresas extranjeras grandes y pequeñas. Además, fue parte de la “ley chorizo” en julio de 2010. También le reprocha que se alejó de los sectores populares. La Ley 30 de 2010, conocida como “ley chorizo”, “ley langosta” o “9 en 1”, pretendía promover el desarrollo sostenible de la aviación comercial en Panamá, pero para ello introdujo modificaciones a los códigos Judicial, Penal y Laboral y reformas a la ley general de ambiente. Luego de su aprobación –y posterior derogación– en 2010 hubo enfrentamientos entre organizaciones civiles que se oponían a la ley y la Policía, sobre todo en la provincia de Bocas del Toro. Allí dos personas murieron y decenas perdieron la vista. Según Gamboa, Varela también designó a notarios que “le daban plata” (un notario gana entre 5 mil y 50 mil dólares mensuales, según sus cálculos). Varela les decía que tenían que aportar una suma al partido que iba a parar al bolsillo de sus allegados.

La crisis permanente. No obstante estas acusaciones, durante la lucha preelectoral el discurso de Varela estuvo centrado en la lucha contra corrupción de Martinelli y su gobierno. A la inversa, la campaña electoral de Varela estuvo sospechada de estar financiada por dinero ilícito. Un diario panameño publicó que cuentas bancarias abiertas en ese país recibían fondos de lavado de dinero provenientes de apuestas ilegales para la campaña presidencial de Varela.
La puja, en realidad, se dio a favor y contra el Presidente Martinelli, porque éste pretendía colocar a su esposa Marta Linares como Vicepresidenta de Arias e intervino masivamente en la lucha. Muchos llegaron a hablar de un intento de “reelección encubierta”. Lo que no se esperaba Martinelli era que ganara Varela, quien durante la campaña aparecía irremediablemente como tercero en las encuestas. Tras haber dicho que se iba a dedicar a disfrutar de la vida, Martinelli anunció entonces el domingo su nueva condición de opositor y dijo: “Conozco lo que está del otro lado y, verdaderamente, Dios nos coja confesados”.
Con su voto los panameños han mostrado su rechazo a un estilo de gobernar autoritario y monopolizador del poder que hizo que Martinelli fuera perdiendo paulatinamente apoyos. En la decisión del votante han pesado también los escándalos denunciados en las concesiones de obras públicas.
Aunque Varela hereda una de las economías más pujantes de América latina, con un crecimiento promedio del ocho por ciento entre 2006 y 2012, la nación centroamericana posee una importante deuda pública y retrasos en las obras de ampliación del Canal de Panamá, hechos que dejan al nuevo mandatario sin efectivo, al menos hasta 2016. Además, pese al crecimiento económico, aún el 28,6 por ciento de los panameños, sobre todo indígenas y habitantes de zonas rurales, siguen viviendo en la pobreza, mientras el 11,7 por ciento vive en pobreza extrema, convirtiendo a Panamá en el quinto país más desigual de la región.
Esta extrema desigualdad alienta cada vez más intensas luchas sociales, como por ejemplo la huelga de los obreros de la construcción que han paralizado el 80% de los emprendimientos en todo el país, especialmente la ampliación del Canal de Panamá que –luego de la paralización promovida entre diciembre y febrero pasados por las empresas constructoras para obtener el pago de sobrecostos– está nuevamente frenada. Evidentemente ya no se terminará a fines de 2015, retrasando así el ansiado ingreso de divisas por el paso de los modernos supercontenedores que unen China con la costa Este de Estados Unidos.
La huelga, que se inició el pasado 23 de abril en demanda de un aumento salarial para los obreros de la construcción, fue ratificada el martes 6 por los dirigentes del Sindicato de la Construcción (Suntracs). Según Saúl Méndez, secretario general del gremio, la medida de presión continuará porque no hay avances en las negociaciones con la Cámara Panameña de la Construcción (Capac).
La victoria de Juan Carlos Varela generó el interrogante sobre si investigará las denuncias de corrupción contra el saliente presidente Ricardo Martinelli. Varela utilizó un tono bastante conciliador tras la victoria, coincidiendo con los resultados preliminares de la elección en la Asamblea Legislativa unicameral en las que su Partido Panameñista sólo logró 11 de las 71 puestos en disputa, mientras que CD se aseguraba 28 y el opositor PRD 22. “Con este panorama, la búsqueda de consenso es bueno para la democracia”, aseguró el analista político Edwin Cabrera, en declaraciones al diario La Prensa. Para José Isabel Blandón, analista del conglomerado televisivo Medcom, Varela “ganó con un buen margen, pero va a tener que depender del PRD para gobernar la asamblea”.
En los próximos cinco años Panamá recibirá ingentes ingresos del Canal ampliado que comenzará a funcionar a fines de 2015 o principios del año siguiente, pero si no se reduce la enorme desigualdad social, el país explotará. Las canonjías de las empresas multinacionales presentes en el istmo y de los contratistas del Estado, las redes de corrupción tejidas en torno a la elite de la república neoliberal posterior a la invasión norteamericana de 1989 y el clientelismo político colocan imponentes barreras a toda reforma democrática y social. Si Martinelli y Varela se empecinan en su enfrentamiento de bandas, la paciencia popular no durará eternamente. Del mismo modo que en El sastre de Panamá, la irrupción del extraño espía Andrew Osnard anuncia el desastre que se desatará inexorablemente, el advenimiento de la nueva bonanza canalera augura una catástrofe que sólo la sensatez puede evitar, pero ésta es una commodity que no transportan los superbuques contenedores.

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Eduardo J. Vior