domingo, 16 de febrero de 2014

Uruguay ya no es más un paisito

Cada día se recalienta un poco más el Río de la Plata

Año 7. Edición número 300. Domingo 16 de Febrero de 2014
Intermedio en La Habana. Los presidentes de la Argentina y Uruguay dialogaron en la cumbre, pero nada cambió de fondo./ Contaminación. La instalación de Botnia, la productora de pasta de papel, llevó la protesta a los puentes entre los dos países./ Explorador. El buque francés “WG Tasman” ha matado ballenas con sus cateos. (TELAM)
 
Aunque exagerados por la campaña electoral, los permanentes roces entre Buenos Aires y Montevideo muestran que la posibilidad de que haya petróleo en la costa uruguaya incide modificando el precario equilibrio de la balanza.
Cuando Argentina estornuda, Uruguay se resfría”, dice el refrán oriental. Ambos países están separados por su estrecha vecindad. Sus relaciones han tenido subas y bajas a lo largo de dos siglos, pero nunca fueron buenas. Como excusa para la escurridiza diplomacia uruguaya, en la Banda Oriental es habitual autodesignarse como “el paisito”, pero éste ya no es tan chiquitito. Detrás de las actuales puestas en escena preelectorales se debate el modelo de país a poner en práctica con el previsible hallazgo de petróleo frente a la costa atlántica y su ubicación regional.
Como si faltaran problemas entre ambos países, el jueves 13 el jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, tuvo que salir al cruce del ministro de Economía uruguayo, Mario Bergara, quien había declarado el día anterior ante una comisión parlamentaria en Montevideo que “no hay un rumbo claro en la conducción económica argentina”. En el curso del día el ministro uruguayo salió a relativizar sus dichos y a disculparse. El episodio pasó, pero es sintomático de la hipersensibilidad actual en los vínculos entre ambos países.
Hace apenas dos semanas que la presidenta Cristina Fernández y su colega uruguayo José Mujica se reunieron en La Habana, para reparar la relación bilateral. El 2 de febrero, el canciller Héctor Timerman declaró que “no está mal la relación con el Uruguay”, y esa misma semana su colega uruguayo, Luis Almagro, señaló que la prioridad era ahora dragar el río Uruguay, para lo que se reunió con los intendentes de las ciudades entrerrianas de Concepción del Uruguay y Colón. Pero la distensión duró poco. El propio Almagro dijo el 6 de febrero en el parlamento uruguayo que la decisión argentina de prohibir el trasbordo de mercaderías provenientes del país en el puerto de Montevideo, vigente desde octubre pasado, “es una agresión directa”.
A las declaraciones del canciller y ahora a las del ministro de Economía hay que añadir el viaje el fin de semana pasado de una delegación de diputados opositores uruguayos a las islas Malvinas. Por fortuna, el diputado frenteamplista Jorge Pozzi fue obligado por su propio partido a descender del avión en el último minuto, para no irritar al gobierno argentino. El propio Mujica reprobó el viaje, al declarar a Canal 4 de Montevideo que los diputados “son mayores de edad y saben lo que hacen”.
La delegación, que siguió en Malvinas hasta este fin de semana, estuvo conformada por Jaime Trobo y Daniel Mañana (Partido Nacional), Fitzgerald Cantero (Partido Colorado) y Daniel Radío (Partido Independiente).
Uruguay apoya internacionalmente el reclamo argentino de soberanía sobre las islas Malvinas, y el gobierno de Mujica dispuso en 2012 que los buques pesqueros procedentes de Puerto Argentino no ingresen más a Montevideo. Sin embargo, las autoridades coloniales intentan poner una cuña entre ambos países. Según informó el matutino conservador El País, el pasado 10 de febrero autoridades kelpers mostraron a los visitantes interés por contar con mano de obra uruguaya para actividades comerciales, la pesca y la explotación petrolera. También propusieron un vuelo directo a Montevideo. En el encuentro con la Asamblea Legislativa de la colonia se les informó que hay unos 300 trabajadores chilenos en el archipiélago y que “les gustaría que hubiera algunos cientos de uruguayos”. Asimismo, la intención de los ocupantes es aumentar los contactos con Uruguay en materia de salud y educación.
Por su parte, el senador nacionalista y ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-95) reclamó el derecho que asiste a Uruguay a comerciar libremente con las islas Malvinas. Por el contrario, el ex ministro de Defensa y senador del Frente Amplio, Luis Rosadilla, sostuvo el martes 11 en declaraciones a Radio Uruguay que la visita de legisladores uruguayos a las islas Malvinas genera una situación de reconocimiento de hecho de autoridades ilegítimas y supone un aval al colonialismo. Según opinó, hay que separar los conflictos en las relaciones con la Argentina del colonialismo británico en el archipiélago.

Una agenda cargada, no sólo de conflictos. Los temas conflictivos entre ambas administraciones se fueron acumulando en los últimos meses. A la decisión de Mujica de autorizar la ampliación de la producción de la pastera UPM, ex Botnia, que motivó la dura reacción argentina y la futura denuncia ante la Corte Internacional de La Haya prometida por Héctor Timerman, se sumó el reclamo uruguayo por la decisión argentina de no permitir el trasbordo de mercaderías en los puertos uruguayos de cierto tipo de buques.
El Mercosur debe “ajustar lo jurídico” a su realidad para solucionar los problemas internos que impiden que las diferencias entre sus miembros sean resueltas por la institucionalidad del bloque, declaró el presidente uruguayo el pasado 11 de enero en una entrevista a Canal 4 de Montevideo.
No obstante los choques, no todos son conflictos en la relación bilateral. La Comisión Administradora del Río Uruguay tratará en la próxima semana la realización del dragado de mantenimiento del río Uruguay a 21 pies, entre Nueva Palmira y Paysandú, que el año pasado se hizo en tres tramos diferentes, con participación de dragas de la Administración Nacional de Puertos y de la Secretaría de Vías Navegables de la Argentina
Sin embargo, las esperanzas de los puertos de Paysandú, Fray Bentos y Concepción del Uruguay están depositadas en el dragado de profundidad que permitiría que embarcaciones de más calado puedan sacar la producción de graneles, cítricos y madera de sus zonas de influencia. Este dragado, que costaría 35 millones de dólares, está a consideración del Ministerio de Transporte y Obras Públicas de Uruguay y de la Secretaría de Vías Navegables de la Argentina.

¿Uruguay potencia petrolera? Entre tanto humo cotidiano, el presidente de la República, José Mujica, dijo el 4 de febrero a Radio Montecarlo que existen “más que indicios” de que podría existir petróleo en las costas uruguayas. Y continuó: “Naturalmente esto nos va a crear un problema en el mar, en esta zona, incluso un problema de seguridad, vamos a tener que reforzar los dispositivos navales porque ahí habrá gente trabajando en situación de riesgo”, dijo Mujica. “Si logramos desarrollar en la laguna Merín, el puerto de Tacuarí o en La Charqueada, un sistema de navegación comercial, también ahí vamos a tener que encargar una custodia naval porque aparecen problemas de seguridad”, advirtió el presidente.
En tanto, el presidente de la empresa petrolera estatal Ancap, José Coya, informó el 3 de febrero en una entrevista con el portal Uruguay Sustentable que iba a continuar el plan estratégico que inició (Raúl) Sendic (presidente de la empresa entre 2005 y octubre de 2013) y que desarrollará dos objetivos principales: la planta regasificadora en el puerto de Montevideo y la exploración de hidrocarburos offshore. “Tenemos una esperanza primaria de que en el mar tengamos los primeros resultados”, declaró, “pero no lo sabemos. Seguramente tengamos que esperar dos o tres años para saber si efectivamente hay petróleo en Uruguay y si además es comercializable o no”, aclaró.
En cuanto a la planta regasificadora señaló: “La Argentina era un país de suministro seguro, pero eso cambió. Abastecimos la zona del litoral por el caño que cruza el puente en Paysandú, que es de Ancap, y el que viene de Buenos Aires para acá y entra en El Ensueño, en Colonia, que es el que viene a Montevideo y que llega hasta Ciudad de la Costa. La regasificadora va a producir diez millones de litros cúbicos por día de gas y cinco de ésos al principio van a ser excedentes. Para eso estamos en negociaciones con la Argentina, porque sabemos que puede ser un potencial cliente que compre ese excedente”, informó el funcionario. “Sin embargo, UTE (la empresa estatal de electricidad) también puede utilizar el excedente de gas como reserva, para cuando no tiene agua en las represas.”
No todo es rosado en las perspectivas petroleras de Uruguay. La posibilidad de que en Uruguay comience a aplicarse la controvertida técnica del fracking para sacar petróleo o gas motivó ya en noviembre pasado una decisión de la Junta Departamental de Paysandú prohibiéndola. Tacuarembó también puede vetarla.
Mientras tanto, el diario República del pasado viernes 14 informa que la Dirección Nacional de Industrias (DNI) contrató una consultoría para avanzar en la caracterización y diagnóstico de la cadena industrial de petróleo y gas en Uruguay, y obtener enseñanzas de otros países, ante la posibilidad de encontrar petróleo. En el núcleo central de la industria petrolera y gasífera se identifica a las multinacionales BG, BP, Galp, Shell, Total, Tullow Oil e YPF, en la actividad offshore, y Total, YPF y Schuepbach Energy, en la actividad onshore, además de Ancap. Entre las empresas proveedoras o subcontratistas de las primeras, en el caso offshore, aparecen las empresas extranjeras (PGS, Spectrum, ION, Fugro, Polarcus, Slumberger y FIT), más la participación de Ancap como proveedora de servicios e información. La empresa francesa Total comunicó que hará su primer pozo este año y antes de abandonar la presidencia de Ancap, Raúl Sendic vaticinó que en dos años Uruguay sabrá si tiene petróleo.

Humo y brasas. La presidencia de Mujica (2010-15) fue más prudente en sus relaciones con la Argentina que su antecesor Tabaré Vázquez (2005-10), quien en 2006 llegó a solicitar la ayuda militar norteamericana para enfrentar a la Argentina en el conflicto por la pastera en Fray Bentos/Gualeguaychú. En realidad, el gobierno frenteamplista de Tabaré continuó bastante acríticamente la diplomacia agresiva de Jorge Batlle (2000-05), quien inició el conflicto al otorgar inconsultamente la autorización a la empresa finlandesa.
En general, los gobiernos del Partido Colorado han sido históricamente más propensos a respaldarse en Gran Bretaña y los Estados Unidos, para intentar imponer sus intereses comerciales y financieros frente a la Argentina. Ante la parálisis del Mercosur, la opinión pública uruguaya, manipulada por los grandes medios conservadores, desespera de la integración regional y busca su salida en los megaproyectos con corporaciones multinacionales. Gane quien gane en Uruguay, la relación con la Argentina no será fácil.
Aunque en las escaramuzas de la campaña electoral los líderes colorados y nacionalistas exageran su antiargentinismo, para etiquetar al Frente Amplio como “genuflexo ante Buenos Aires”, donde hay humo es porque brasas quedan. Uruguay siempre se debatió entre su origen colonial y la reconstrucción del proyecto artiguista de emancipación regional, democrática y social. Pepe Mujica intentó durante su presidencia convivir con Argentina y Brasil, y construir dentro del Mercosur un eje geopolítico con Venezuela, Paraguay y Bolivia que oxigenara la economía uruguaya y compensara a sus dos grandes vecinos, pero tuvo un éxito limitado.
Tanto la Argentina como Brasil confiaron su crecimiento de los últimos años a la inversión pública puesta al servicio de empresas privadas nacionales y extranjeras que se enriquecieron rápidamente, pero están poco motivadas a reinvertir productivamente, tanto menos a hacerlo en los vecinos sudamericanos. La falta de otras empresas estatales que las petroleras en condiciones de guiar los procesos inversionistas obligó a ambos socios mayores del Mercosur a adoptar políticas proteccionistas también dentro del acuerdo aduanero, alienando a los socios pequeños, que deben buscar interlocutores en otros mercados. Mientras éstos se limitaron al sector agropecuario, la orientación hacia afuera no incidió en el mercado común, pero si Uruguay se convierte en potencia petrolera, el debate sobre su modelo de crecimiento económico y su orientación política y diplomática afectar a toda la región.
Los socios mayores del Mercosur deberán reflexionar qué lugar dan a una economía uruguaya que aumenta de peso. A su vez la cultura política uruguaya debe dar un salto de calidad y dejar de excusarse por su supuesta pequeñez. Uruguay está dejando de ser un paisito.

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Eduardo J. Vior