domingo, 16 de febrero de 2014

Italia entre el inmovilismo y la renovación

El chatarrero toma la posta

Año 7. Edición número 300. Domingo 16 de Febrero de 2014
Recambio. El renunciante Enrico Letta con su desafiante y sucesor, el florentino Matteo Renzi.
Aunque parece repetir los juegos palaciegos de la clase política italiana, al asaltar el poder Matteo Renzi promete una “revolución radical” en el Estado y la política peninsulares.

La clase política italiana parece seguir bailando el vals sobre el Titanic: después de una maratónica sesión del Consejo Nacional del gobernante Partido Democrático (PD), su presidente Matteo Renzi fue designado el jueves para reemplazar a Enrico Letta en la presidencia del Consejo de Ministros. El premier en ejercicio renunció el viernes. El presidente Giorgio Napolitano (90 años) quiere apresurar las consultas con los partidos, para que se forme rápidamente un gobierno con una mayoría parlamentaria que apruebe la reforma electoral y adopte las demás medidas necesarias para solucionar la crisis. Aunque los italianos están cansados de los jueguitos de sus políticos, parecería que esta vez es la definitiva, ya que el futuro premier viene a arrumbar los trastos viejos de la política italiana. No por casualidad se lo llama “el chatarrero” (il rottamatore).
Cuando Renzi apareció el viernes por la tarde ante el Consejo Nacional del PD, después de dar las gracias a Letta por los servicios prestados (no más de diez minutos), leyó el documento partidario que lo recomendó como futuro premier y enumeró brevemente las reformas proyectadas. Diez minutos más tarde se fue a hablar con el presidente. Éste es el estilo que quiere imponer el nuevo premier.
En los primeros días de la próxima semana “el chatarrero” pretende asumir el cargo con un equipo que, según aseguran los renzianos, será “de alto perfil” para realizar la “revolución radical” que debe legitimarlo históricamente.
En diez años el niño prodigio de la política italiana (acaba de cumplir los 39 años) se convirtió de presidente de la provincia de Florencia en el próximo presidente del Consejo de Ministros. Admitiendo tener “una ambición desmedida”, conquistó la presidencia del PD en las recientes elecciones primarias y unificó a casi todo el partido detrás suyo. Por las dudas, por lo menos por un año seguirá al frente del partido para asegurarse su lealtad.
“El gobierno pronto hará un festival de fuegos artificiales”, prometen sus leales: reducción del 10% en los costos de la energía para las pequeñas empresas, aumento de los ingresos financieros para reducir el IRAP (Impuesto Regional sobre la Actividad Productiva) en un 10%, un programa masivo de reducción de la burocracia mediante la facturación y los pagos electrónicos, reducción del costo de la política y de las pensiones de privilegio. Además de su círculo inmediato quiere rodearse de un equipo de ministros de gran peso.
De acuerdo con la agencia ANSA, por consejo al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, probablemente designe en Economía a Lucrezia Reichlin, una economista con experiencia en el BCE y bien conocida por Draghi. Casi seguramente la comisaria europea Emma Bonino, pedida por Napolitano, será la nueva ministra de Relaciones Exteriores. El Ministerio de Desarrollo Económico (fundamental para las inversiones en el sur) probablemente sea dirigido por Andrea Guerra, ejecutivo de la empresa Luxottica y renziano de la primera hora. Tito Boeri será casi seguro el titular de Trabajo, un ministerio esencial para superar el altísimo desempleo que invade la península. El gobierno Renzi se apoyará sobre la misma mayoría parlamentaria que su antecesor. Por lo tanto, necesita vitalmente el aporte del Nuevo Centroderecha (NCD), los parlamentarios escindidos del berlusconismo en noviembre pasado, pero igual les dejará sólo tres ministerios: además de Angelino Alfano, el ex protegido del “Cavaliere”, Beatrice Lorenzin (que mantendrá Salud Pública) y Maurizio Lupi, hoy ministro de Transportes.
Viernes y sábado estuvieron jalonados por las declaraciones de políticos nacionales y extranjeros. Mientras que el presidente Napolitano recibía ayer al Polo de la Libertad (PDL) con su jefe Silvio Berlusconi, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) de Bepe Grillo y la Liga Norte (LN) se negaron a concurrir en protesta por la operación extraparlamentaria. Los sindicatos, en tanto, se manifestaron críticamente, aunque Susanna Camusso, secretaria de la CGIL (ligada al PD) expresó su esperanza de que Renzi presente “un programa centrado en la recuperación del trabajo”. El matutino vaticano L’Osservatore Romano fue muy severo con la forma del relevo, pero se esperanzó con que “el nuevo gobierno represente una vuelta de página para toda Italia”.
Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel declaró que sigue “con gran atención” los acontecimientos italianos y espera que se halle una “rápida” solución. Para el presidente de la Comisión Europea, José M. Durão Barroso, Renzi “es un europeísta comprometido”.
Matteo Renzi se presenta como un renovador profundo de la política italiana en general y de la izquierda en particular. Para ello no repara en métodos ni estilos. Apela a la voluntad y a la energía de renovación de la sociedad italiana. En su página web (http://www.matteorenzi.it/idee/) define la actual crisis como económica y social, pero sobre todo de valores. En ella ve la oportunidad de reformar totalmente el país. Sobre la coyuntura política es taxativo: “En 2013 el centroizquierda desperdició la oportunidad de cambiar Italia”. Según él, sólo el PD puede ofrecer una alternativa. Además de los votos de la izquierda y centroizquierda Renzi aspira a conquistar aquellos del centroderecha y de los “grillini”.
Al asaltar el poder, el futuro premier ha demostrado una voluntad y una energía desconocidas desde que Silvio Berlusconi se lanzó a la arena política hace dos décadas. Con una batería de reformas políticas se propone superar el inmovilismo, articulando mayorías parlamentarias claras, con partidos fuertes y abiertos y organizando un bipartidismo desconocido en Italia. Pretende simplificar la administración del Estado, reducir subsidios y gastos innecesarios e impulsar la pequeña y mediana empresa, así como focalizar las ayudas al desarrollo del sur, para evitar la corrupción y combatir las mafias. Es un europeísta convencido, pero aspira a sentarse en Bruselas como par. Es un pragmático al que medios y estilos importan sólo si sirven a los fines. Sin embargo, en su afán de interpelar a izquierdas y centroderecha puede quedar empantanado en las mallas de intereses que atenazan Italia. No basta con convertir los autos viejos en chatarra: para ser buen chatarrero hay que saber también donde venderla, para qué y a qué precio. Renzi cree haber hecho ya su aprendizaje político en Florencia, pero Roma es más complicada. Por eso es eterna.

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Eduardo J. Vior