domingo, 1 de diciembre de 2013

El presidente paraguayo acumula enemigos por doquier

Las Cartes sobre la mesa

Año 6. Edición número 289. Domingo 1 de Diciembre de 2013
Al cumplir sus primeros cien días en la presidencia del Paraguay, el mandatario-empresario acumuló adversarios que, si se unen, pueden bloquear su estrategia neoliberal.

Horacio Cartes celebró el pasado domingo 24 sus primeros cien días en la presidencia de Paraguay chocando con sectores del Congreso que le endilgan la intención de cerrar el poder legislativo para gobernar con poderes absolutos. Desde otro flanco, apunta al mismo blanco un movimiento de “indignados” reclutado entre la clase media y media alta de Asunción y “autoconvocado” a través de las redes sociales. Expectantes, los movimientos sociales urbanos y rurales debaten su actitud ante los nuevos reclamantes. De las combinaciones posibles entre los cuatro actores de la política paraguaya depende el curso futuro.
El diario oficialista ABC Color señaló el viernes 29 que “la seguridad en los primeros 100 días de gobierno de Horacio Cartes se vio marcada por mortales ataques del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y los asaltos de ‘motochorros’”. Más adelante, resumió: “Los primeros 100 días de gobierno de Horacio Cartes han visto un acercamiento de Paraguay con los miembros del Mercosur”. Y acabó con un “Cartes y el Congreso comenzaron un idilio que parece más bien un noviazgo de apariencia”.
Desde el otro extremo del arco político, el Frente Guasú (FG) dio el martes 26 una conferencia de prensa sobre el período inicial de la presidencia de Cartes en la que consideró que el “nuevo rumbo” presidencial estaba marcado por una alta concentración de poder autoritario, la represión a sectores populares, los recortes sociales y el aumento de la pobreza y desigualdad. Se quejaban, también, del veto de Cartes a la ley del impuesto a la soja, dando vía libre al avance de la sojización. El FG sostuvo que en esta primera etapa de la administración Cartes la línea política se dirigía hacia el fortalecimiento de sectores privilegiados del país, en detrimento de los intereses de las clases populares.
El FG observó que el crecimiento macroeconómico del 14% tiene una correlación contradictoria y sin sentido. Y cuestionó al mandatario porque “a espaldas de la ciudadanía”, y con el apoyo de una mayoría parlamentaria, haya aprobado leyes con las que “concentra superpoderes”. Precisaron también que, actualmente, las Fuerzas Armadas crearon terror irrumpiendo en horas nocturnas en viviendas campesinas por fuera de su objetivo de combatir al EPP”.
De acuerdo con una encuesta de la brasileña IBOPE, publicada el 24 de noviembre, el gobierno de Cartes cumplía sus primeros cien días con un bajo nivel de aprobación, pero todavía sin gran rechazo. El sondeo, realizado por la empresa Ibope-Cies para varios medios de comunicación, indicó que un 29% aprobaba la labor de Cartes, mientras que un 18% la rechazaba. Un 53% de los paraguayos consideró su gestión hasta ahora como “regular”.
Por su lado, el encuestador Enrique Taka Chase realizó un “barómetro de gestión” del presidente Horacio Cartes en sus primeros cien días. La encuesta arrojó que un 61,7% cree que los hechos encarados por el mandatario son “buenos”. Según los encuestados, la situación del país en los aspectos económico, político y social mejorará en 2014. Indicó el estudio que el 19,5% de la población consideró que la gestión de cien días es mala, el 7,4% la calificó de muy mala y sólo un 6,3% dijo que era muy buena. Los principales problemas de Cartes, de acuerdo con las respuestas, fueron la baja calidad de vida (57,9%), el desempleo (52,1%), la educación (46,4%), la seguridad ciudadana (32,7%) y el clientelismo/amiguismo del Partido Colorado (19,2%).
A tan sólo tres meses de haber asumido su mandato, Horacio Cartes ya tomó una serie de medidas para profundizar el neoliberalismo en Paraguay. Con los poderes especiales para que el ejército intervenga en la lucha contra la supuesta guerrilla del EPP y contra el narcotráfico, la Ley de Responsabilidad Fiscal y la de Alianza Público-Privada, el presidente adquirió poderes extraordinarios para remodelar el país de acuerdo con sus objetivos ideológicos y empresariales.

Los “indignados” contra el Congreso. El jueves 28 de noviembre, finalmente, los senadores sucumbieron ante las protestas callejeras y desaforaron al senador colorado Víctor Bogado. Inmediatamente, el senador Enrique Baccheta (de la colorada Alianza Nacional Republicana) propuso revocar la resolución por la cual se rechazó el desafuero de Carlos Filizzola, del Frente Guasú, el pasado 13 de junio de 2013.
La presión callejera modificó la decisión de los 23 senadores que, hace aproximadamente quince días, blindaron al legislador, imputado por cobro indebido de honorarios y presunta estafa al Estado, al comisionar a Gabriela Quintana Venialgo, funcionaria en el Congreso y niñera de su hijo, a la entidad binacional Itaipú. El senador Filizzola, a su vez, había sido defendido por sus colegas contra una investigación por la supuesta compra irregular de helicópteros para la Policía Nacional durante su gestión al frente del Ministerio del Interior en el gobierno de Fernando Lugo (2008-12).
“No se puede usar esto como una moneda de cambio, de politizar sin el debido proceso como una forma de linchamiento”, expresó Filizzola minutos antes de votar también por su desafuero. Durante la sesión ordinaria del jueves 28 de la Cámara de Senadores, Carlos Filizzola acusó a su colega del Partido Colorado por tráfico de influencias en el Poder Judicial. El senador Filizzola consideró que la medida fue una moneda de cambio por el desafuero de Víctor Bogado.
La ira callejera estalló el pasado 15 de noviembre, cuando la Cámara alta rechazó el desafuero de Víctor Bogado, ex presidente de la Cámara de Diputados y actual senador del Partido Colorado, la agrupación del mandatario Horacio Cartes. La Fiscalía había pedido procesarlo por haber contratado en la Cámara de Diputados a una mujer que recibía dos sueldos con dinero público por cargos que no cumplía. Su caso se convirtió en un símbolo de la práctica del nepotismo en el Congreso, puesta de manifiesto después de que las dos cámaras cedieran a las denuncias de la prensa y publicaran en octubre los nombres y sueldos de sus funcionarios.
La mecha se encendió en la noche del viernes 15 cuando el también senador colorado Óscar González Daher, del “Grupo de los 23”, fue expulsado de una pizzería, entre improperios y gritos de “fuera ladrón”, según el diario ABC Color. Céntricos y transitados restaurantes de la capital paraguaya decidieron entonces hacer uso de su derecho de admisión para prohibir la entrada a sus locales de los 23 congresistas. Unas 2.000 personas marcharon esa noche por el centro de Asunción portando rollos de papel higiénico para “limpiar” el Congreso de corrupción. Los manifestantes se “autoconvocaron” a la jornada a través de las redes sociales bajo el eslogan #15NPY.
La protesta, llena de banderas paraguayas, discurrió por el centro de la capital hasta detenerse frente al Parlamento, resguardado por un centenar de agentes de la policía. Los “indignados” paraguayos leyeron el nombre de cada uno de los parlamentarios que habían votado a favor de la protección de Bogado y acusaron al presidente Horacio Cartes de proteger las prácticas corruptas en el Congreso.
En los días siguientes se sucedieron las protestas en el centro de Asunción. Restaurantes, gimnasios, despensas y locales comerciales de Asunción se unieron para prohibir la entrada a los senadores que votaron contra el desafuero de Víctor Bogado. Hasta los taxistas se manifestaron contra la impunidad, y se congregaron el pasado sábado 23 frente al Congreso para declarar su “indignación” por los casos de corrupción y nepotismo. Los taxistas acordaron no llevar a los 23 congresistas en sus vehículos o siquiera responder a llamadas del Congreso, dijo a Efe Nazario Ríos, presidente de su cooperativa.
El día 20 se repitió la protesta en forma de una caravana que recorrió el centro de la ciudad. Y el 27 se produjo un “abrazo” al parlamento en el que participaron unas 300 personas.
En el portal de izquierda E’a del 26 de noviembre, el analista Anibal Orué Pozzo publicó el siguiente comentario: “En los últimos meses, varios sectores sociales han ocupado las calles protestando, denunciando y exigiendo, entre otras cosas, el esclarecimiento por la muerte de campesinos y policías en la masacre de Curuguaty (diciembre 2012) y un salario y jubilación dignos para los maestros (mayo/junio 2013). También repudiaron la militarización del país, la aprobación de la ley de alianza público-privada (octubre 2013) y, días atrás, a sectores del Parlamento que votaron contra el desafuero de uno de sus miembros. Sin embargo, y a pesar de ser reivindicaciones y movilizaciones que cuentan con cierto apoyo popular, existe una diferencia entre las anteriores citadas y la última. Las convocatorias del viernes 15NPY y la del 20NPY contaron no solamente con una gran cobertura de los medios masivos de comunicación, sino que también la impulsaron, estimularon e, inclusive, dieron amplio despliegue editorial a estas protestas”.
Y añade: “Las protestas convocadas durante los meses de mayo y junio de 2012 por un grupo de jóvenes contra el aumento del presupuesto a la Justicia Electoral y, posteriormente, contra la lista sábana –el denominado “After Office Revolucionario”–, también tuvieron una de las características apuntadas más atrás: los medios las apoyaron post-hecho social. En ese momento, gremios empresariales consideraron mejor mantenerse al margen, pues el objetivo político principal, el gobierno de Lugo, estaba próximo a tener su desenlace y no era necesario entrar en esta disputa juvenil”.
Sin embargo, “en junio de 2013 nuevamente se convocaron protestas contra acciones o resoluciones del Parlamento. Las banderas levantadas en ese momento y ampliamente difundidas en redes sociales online fueron, entre otras, contra el proyecto de jubilación de parlamentarios, metrobús, etcétera. Constituyeron las primeras de este tipo postgolpe parlamentario. Finalmente llegó el 15NPY y se expandió”.
“Al leer los diarios del día siguiente al 20NPY –agrega–, o esa misma noche, al observar los noticieros de televisión, se constata que la protesta de la Federación Nacional Campesina, realizada a las 18, una hora antes de la de los indignados, contra el abusivo y represivo accionar de la policía días antes, simplemente no aparece en las páginas de los medios impresos o en las pantallas de la televisión”.
“Las dos primeras acciones convocadas a través de las redes sociales online pocos meses atrás no tuvieron inicialmente una cobertura significativa de medios de comunicación. La última, la del 15NPY, asimismo la del 20NPY, tuvieron un cambio significativo y también único: los medios masivos de comunicación no solamente cubrieron, también estimularon, apoyaron e incentivaron la participación en dichas marchas”.

¿Oportunistas o aprendices de luchador? Por su parte, en el portal E’a del martes 26, José Escauriza publicó también un comentario sobre el movimiento de los indignados. “En nuestro país, lastimosamente, un grupo social importante sólo desea buscar el purismo testimonial de la reivindicación y no la construcción de la visión común que nos llevará a tener pequeñas conquistas en el paulatino proceso de lucha social paraguaya. Es así que, a pesar de la apertura y la horizontalidad del movimiento de indignados paraguayos, muchos líderes y actores sociales que podrían aportar un enorme valor en cuanto al sentido y la dirección que debe tomar la lucha prefieren sentarse en la vereda de enfrente y escupir las imperfecciones de un grupo que apenas se está conformando y sigue en la búsqueda de algunos consensos”. Y agregó: “El grupo de indignados no carece de visión de la realidad ni vive en la burbuja generada por los medios masivos de comunicación, sino que simplemente es un movimiento que está empezando a articular ideas, reclamos y batallas similares”.
A su vez, Jorge Zárate afirmó en el mismo portal al día siguiente: “El año nuevo nos encontrará en las calles porque ya no quedan grandes dudas acerca del rumbo que Horacio Cartes le quiere dar al país: más concentración de la riqueza sostenida en la represión de la protesta popular. Por eso es saludable la salida de los indignados, porque viene a sumar a mucha gente común que se va dando cuenta que hay que cambiar la matriz de la injusticia. El arco de problemas histórico subyace en la protesta de este grupo variopinto. No es que lo desconozca, sino que no le alcanzan las fuerzas para enfrentarlo porque quizás sienta culpa de ciertas comodidades, de alguna complicidad con las clases altas, quién sabe. Todo indica que el movimiento deberá seguir en las calles para que el inefable Poder Judicial condene seriamente a Bogado. Allí enfrentará un escollo que todas las organizaciones sociales, sindicales y campesinas conocen de sobremanera: El fallo aberrante como arma interminable. Tanto el #15NPy y la caravana del #20NPy que se dispararon en las redes sociales comparten en su matriz un ejercicio que debe ser seguido con atención”.
“Los jóvenes del papel higiénico, banderas paraguayas, disfraces y frases ingeniosas podrán evolucionar hacia consignas más profundas siempre y cuando entiendan lo mismo a lo que las organizaciones sociales se vienen acercando: la lucha contra el sistema es unitaria. Horacio Cartes, lejos de lo que quiere ver en él la oligarquía, no es un hombre moderno, ni práctico, ni eficiente. Sus primeros 100 días dieron muestras claras de ello. Por eso, estas acciones encierran un peligro: la paradoja es que este presidente que pagó un golpe de Estado parlamentario tenga un Congreso allanado para que su bufette de abogados termine los contratos de venta de todos los bienes públicos cuanto antes. Esto es lo más indignante, lo que nos debe llevar a la calle, juntos para cambiar la matriz oligárquica y vendepatria. La más escandalosa corrupción comenzó. Lo de Bogado, ante ello, es un mero caso de periodismo de chimentos”.
Horacio Cartes transitó sus primeros cien días al frente de la presidencia del Paraguay cumpliendo con su primer objetivo: concentrar el poder político, militar y económico, para hacer de la patria guaraní una colonia modelo. Sin embargo, en esa rápida marcha acumuló demasiados adversarios. Probablemente, el presidente quiera aprovechar la ofensiva contra el Congreso para maniatar o destituir a los mismos que él financió en 2012 y le dieron todo el poder en 2013, pero su nivel de aprobación, a poco más de tres meses de gobierno, no es tan alto como para que pueda soñar con una solución fujimorista. Es temprano para saber cómo evolucionará el movimiento de los indignados paraguayos: si se dejarán usar por el presidente en su avance sobre el Parlamento, si se unirán a los movimientos populares o simplemente se disolverán. Pero una cosa es segura: o Cartes modera su juego y negocia para asegurar su base política o va a desatar una tormenta. La sociedad paraguaya ya no se duerme más.

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Eduardo J. Vior