domingo, 14 de julio de 2013

Los consultores de F.H. Cardoso sostienen el espionaje en el Cono Sur

Espionaje en la región (1)

Año 6. Edición número 269. Domingo 14 de julio de 2013
Bajo la lupa. Un análisis, país por país, que desnuda cómo son los escándalos desatados por la vigilancia electrónica que la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos realiza en América latina. 
 
Los espías consejeros
Ante las revelaciones del matutino conservador carioca O Globo del sábado, domingo y martes pasados, la mayoría de los medios en Brasil y en toda América latina reaccionaron indignados por la evidencia de las flagrantes violaciones de la intimidad de cientos de millones de personas en el continente. La denuncia se sumó al secuestro del presidente Evo Morales pocos días antes en Austria. Aunque el Mercosur reunido en Montevideo emitió el viernes pasado una severa declaración, exigiendo la aclaración de ambos hechos y las disculpas de los países occidentales involucrados; estos escándalos están mostrando el vínculo existente entre el espionaje masivo y el desempeño de las empresas norteamericanas de tecnologías de la información (TI) como asesoras, consultoras y operadoras de gobiernos y empresas. Quizá por esta razón las oposiciones de derecha y centroderecha en la Argentina, Brasil y Bolivia callan ante estos episodios.
Las revelaciones de Edward Snowden se publicaron en Río de Janeiro a través de O Globo, porque allí vive Glenn Greenwald, un ex abogado norteamericano dueño de un blog hospedado en el diario británico The Guardian que vive en Brasil desde 2005 y colabora a menudo con el matutino carioca. Al inmigrar, el norteamericano comenzó a publicar un blog crítico sobre la política del gobierno de George W. Bush que pronto tuvo mucho éxito. En agosto de 2012 fue contratado como columnista por The Guardian. A partir de diciembre pasado, comenzó a contactarlo Snowden y finalmente viajó a Hong Kong para entrevistarlo. Sus declaraciones son la fuente de las denuncias que Greenwald publicó en O Globo.
Una de las empresas pioneras en la adhesión a los programas de control del tráfico de informaciones conducidos por las agencias norteamericanas de inteligencia, la Global Crossing –operadora de cables de fibra óptica y proveedora internacional de servicios de red y telecomunicaciones de gran escala– tiene amplia actuación en los mercados brasileño, argentino y uruguayo. En 2011 fue vendida a la compañía estadounidense Level 3 Communications. La empresa vincula los tres países a los Estados Unidos mediante cables submarinos y redes terrestres que alquila a la española Telefónica. Según el Washington Post, en setiembre de 2003 Global Crossing firmó como primera empresa de su sector el llamado “Acuerdo de Seguridad en la Red” con el gobierno de los Estados Unidos, para que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) acceda a los datos transmitidos por cable.
El espionaje a través de las redes de cables de fibra óptica se complementa con el desempeño de otras empresas norteamericanas que ofrecen servicios integrados de consultoría y gestión a Estados y empresas privadas. La más importante de ellas es Booz Allen Hamilton, para la que trabajó contratado Edward Snowden.
Booz Allen es una empresa de consultoría especializada en estrategia, TI y gestión de empresas. Desde 2011, el 67% de la empresa está controlado por el fondo de capital de riesgo Carlyle, dirigido por el multimillonario David Rubenstein. Según informa el diario español El Mundo, entre sus asesores, directivos e inversores estuvieron George Bush padre, la familia Bin Laden, el ex primer ministro conservador británico John Major y el ex secretario de Defensa estadounidense Frank Carlucci. El ex director de la CIA con Bill Clinton (que luego se hizo republicano), James Woolsey, fue vicepresidente de Booz Allen Hamilton. Ahora, ese cargo lo ocupa Mike McConnell, el ex director nacional de Inteligencia que coordinó las 50 agencias de espionaje de Estados Unidos. Su sucesor, el teniente general retirado James Clapper, también fue directivo de esta empresa cuyo tipo en Estados Unidos se denomina “de puerta giratoria”, porque facilita la circulación de funcionarios civiles y militares entre el sector privado y el público. Booz Allen Hamilton aumentó su facturación en un 60% en dos años. Se trata, en realidad, de una empresa muy vieja, ligada desde hace décadas a las fuerzas armadas, pero su actual implicación con el Estado de Estados Unidos se produjo en la década de 1990 y se multiplicó después del 11-S.
En 2000, Booz Allen Hamilton do Brasil fue responsable por el estudio de auditoría sobre las instituciones públicas financieras del Estado federal brasileño que propuso su privatización. Durante los años ’90 agudizó la competencia interregional con sus propuestas y participó en la elaboración de los llamados Planes Plurianuales (PPA) que establecen objetivos y metas a cuatro años que luego condicionan los presupuestos anuales. La participación de esta megaconsultora en la política neoliberal del gobierno de Fernando Henrique Cardoso fue total. Por esta razón el portal Carta Maior en su editorial del miércoles 10 reclamó la creación de una Comisión Parlamentaria de Investigaciones para esclarecer las responsabilidades de quienes asesoraron al gobierno del PSDB en el esquema de espionaje.
En la Argentina, Booz Allen Hamilton está presente en distintas áreas del gerenciamiento y las soluciones corporativas. Global Crossing, por su parte, tiene una fuerte actividad en todas las áreas del transporte de datos y el monitoreo de redes. En mayo de 2011 donó a la Dirección Nacional del Antártico una antena especial para la Base Marambio, capaz de trasmitir en las más duras condiciones climáticas.
Por su parte, en Bolivia, ya antes de su secuestro en Europa, Evo Morales había denunciado maniobras de espionaje norteamericano dentro de su propio gobierno. El pasado 25 de junio, en la toma de posesión de los nuevos viceministros de Comercio Exterior, Clarence Endara, y de Gestión Institucional, Leonor Arauco, caracterizó al ministerio de Relaciones Exteriores de su país como un nido de espías y racistas. El mandatario afirmó que existen indicios de que funcionarios de ese ministerio brindaron información reservada y clasificada a Estados Unidos y otros gobiernos.
El caso Snowden, el espionaje sobre América latina y el secuestro de Evo Morales se entrecruzan cada vez más, mostrando que el espionaje es una consecuencia ineludible del poder que las empresas norteamericanas de TI tienen sobre la trasmisión de datos en el continente y su influencia sobre la gestión pública y privada.

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Eduardo J. Vior